un espectador crítico

El zapping es una nueva manera de ver la televisión y para algunos ciudadanos, incluso, una nueva manera de afrontar a diario la vida. Pero no hay que confundir este zapping obsesivo: el de la persona que se mueve por la pantalla con una actitud vehemente y compulsiva, próxima a la atención psicológica, con ese otro telespectador que, cuando cambia de canal, sólo ejerce el sentido común como respuesta a las insoportables ofertas del momento. La clave vuelve a estar en la formación, o lo que es lo mismo: en la capacidad cultura¡ del individuo para interpretar y seleccionar cada uno de los mensajes a los que tiene acceso. Por ello, y con objeto de ir formando a este zappeador reflexivo, parece aconsejable que ya desde una edad temprana se pongan las bases para un acercamiento crítico a los diferentes medios de comunicación. Esto quiere decir que en el aula y en el salón de casa deben formularse muchas preguntas y junto a las cuatro reglas, los jóvenes también deben aprender a LEER la prensa escrita, a ESCUCHAR la radio y a VER la televisión. La solución está en su buen uso y no en la queja fácil y en repartir las culpas entre los demás. La responsabilidad es de todos, de los padres y de los educadores, y también de los propios medios, a los que constantemente hay que examinar. Y es que sólo desde su conocimiento exhaustivo y desde su utilización plural e innovadora, nos daremos cuenta de que ni siquiera la televisión resulta intrínsecamente mala, aunque en algunos de sus contenidos se puedan apreciar excesos. El éxito está en descubrirlos y entonces hacer zapping y cambiar de medio.